Cuando el avión empieza a descender, y se mete entre las nubes, casi siempre suele haber pequeñas turbulencias -a veces, no tan pequeñas-: algunas sacudidas que hacen que te alegres de llevar el cinturón de seguridad atado. Lo mismo pasa cuando el avión extiende sus alas -literalmente- y saca las ruedas para aterrizar, y las vibraciones del avión se multiplican. Y luego, cuando el suelo ya está realmente cerca, ya la gente y los coches han recuperado casi su tamaño real, hay unos momentos en los que no se sabe cuándo van a posarse las ruedas, con suavidad o con violencia; dura unos segundos, y luego se oye el roce de la goma contra el cemento, y el rugido de los frenos y de los motores al abrirse.
Esta es mi parte preferida del vuelo.
Semana de la poesía: 101 + 19 = 120 poemas de Ángel González
-
*Idioma original: *Español
*Año de publicación: *2000
*Valoración: *Recomendable
*101 + 19 = 120 poemas* es una antología, publicada por Visor allá por...
Hace 9 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario