Yo diría que el truco para que Dublín te guste es no esperar gran cosa: si vienes, como creo que vinimos Nerea y yo, pensando ver un segundo Londres o incluso un Edimburgo o un Glasgow, decepciona. Dublín no es una ciudad de grandes monumentos, ni de museos magníficos, ni siquiera tiene vistas espectaculares (como no hay montañas ni edificios altos, es muy difícil tener vistas panorámicas, con lo que a mí me gustan, y las que se ven desde lo alto de la fábrica de Guinness no son gran cosa). En fin, que Dublín es una ciudad agradable para pasear, con encanto, con mucha vida nocturna, muchos conciertos, mucha literatura por los rincones, y supongo que vivir en ella tiene que estar bien, pero para turismo "a la vasca" -o sea, patear hasta morir- no ofrece mucho, y a Nerea y a mí cuatro días se nos hicieron demasiado largos.
Como siempre, aquí va una selección de fotografías de edificios, a la Santi.
Molly Malone (sí, la que da nombre a un bar irlandés en todas las ciudades españolas)
1 comentario:
Te doy toda la razón, don dos o tres días tienes de sobra para verte Dublín, que no para vivir Dublín. La ciudad tiene su encanto, pero no es nada del otro mundo. Me gustó más la Irlanda rural, los parques naturales y las pequeñas ciudades. Un abrazo Santi.
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