domingo, 8 de junio de 2008

Ireland in Europe in Ireland

Esta semana que viene Irlanda va a estar en el centro de Europa, por una vez. El jueves, los irlandeses tienen que votar la ratificación del Tratado de Lisboa (también conocido como "Constitución Europea, toma 2"). Curiosamente, después del fiasco de los referéndums de Francia y Holanda, Irlanda es esta vez el único país europeo donde se ha convocado un referéndum: los demás países lo aprobarán por vía parlamentaria, donde es menos probable que haya sorpresas. Traducido: un "no" al Tratado de Lisboa dejaría a Irlanda en una posición incómoda frente al resto de países, cuyos parlamentos es muy probable que digan que sí.

Por ahora, las cosas están bastante igualadas, y las últimas encuestas son contradictorias: según una, aproximadamente un 34% votará que sí, un 27% que no, y un 35% todavía no sabe lo que va a votar; según otra, un 35% votará que no, un 30% que sí, y hay un 35% de indecisos. Así que puede pasar cualquier cosa. Habrá qué ver también cómo de alta es la participación: la votación es un jueves, y sobre un tema, el de Europa, que normalmente moviliza poco.

Lo que sí que es verdad es que la campaña sobre el tema está siendo extensa e intensa: hay carteles (a favor o en contra) en prácticamente todas las farolas, se han buzoneado folletos en todas las casas... Un dineral en papel, vamos. A favor del Tratado están los principales partidos de Irlanda (el Fianna Fáil del actual Taoiseach Brian Cowen, el Fine Gáel y el Partido Laborista irlandés), mientras que en contra están el Sinn Féin y otros grupos menores e independientes. Los primeros han optado por una publicidad más idealista, con lemas como "Bueno para Europa, bueno para Irlanda" o "Queremos estar en el cozarón de Europa", mientras que los del "no" son más agresivos, más directos: "El Tratado te va a costar: más impuestos, menos poder" o "La nueva Europa no te oirá, no te verá, no hablará por ti", y sobre todo el más impactante: en grandes letras rojas "Mucha gente ha muerto por tu libertad: no renuncies a ella", con un fondo en el que aparece la Declaración de Independencia de Irlanda.

Lo que está claro es que Irlanda tiene una relación algo paradójica con la Unión Europea: por un lado, se ha beneficiado como pocos países de las ayudas de los fondos de cohesión, etc., que son al menos uno de los factores del surgimiento del Tigre Celta; pero al mismo tiempo, parece haber un importante escepticismo al respecto, y sobre todo la sensación de que en Europa Irlanda no pinta nada, y que está renunciando a (parte de) su soberanía al ceder competencias a Bruselas. Que por supuesto que tienen (parte de) razón.

Actualización algo tardía (14 / 06): Como ya sabrá todo el mundo a estas alturas, finalmente ha ganado el no por un margen relativamente amplio (o relativamente estrecho, según a quién se pregunte): 53% de síes frente a 47% de noes, con una participación muy baja, del 53%. Ahora, más que respuestas, todo son preguntas. ¿Qué va a hacer la Unión Europea con este Tratado? ¿Creará una "Constitución europea, toma 3", o se inventará una moratoria excepcional para Irlanda? ¿Habrá un nuevo referendum en Irlanda dentro de un tiempo, como se temen muchos? ¿En qué lugar queda Brian Cowen, que sólo lleva unos meses en el cargo de Taoiseach y ya ha fracasado en su primera gran empresa? Y sobre todo, la que a mí me parece la gran pregunta: ¿cuáles son las causas de la falta de implicación de los irlandeses -y no sólo los irlandeses- en el gran proyecto europeo, al menos tal y como se está desarrollando en estos momentos? ¿Un nacionalismo redivivo? ¿El miedo a perder poder? ¿El miedo a perder las ventajas fiscales que han ayudado a su resurgimiento económico? ¿Se confiaron los partidarios del "sí", o hicieron una campaña demasiado blanda? Ya no tiene vuelta atrás: Irlanda, el único país que por ley tenía que dejar la decisión en manos de sus ciudadanos, ha dicho "no". Y estamos donde estábamos.

1 comentario:

Luis Torregrosa dijo...

Hay cierto temor, pero esa es la grandeza de la democracia. Un abrazo.