sábado, 28 de junio de 2008

Irish lit.

Cuando se trata de definir los límites de una literatura nacional (invento decimonónico, y no verdad absoluta e intemporal, como demuestra la tesis de un tal Santiago Pérez Isasi), cada "nación" ha optado por soluciones distintas, pero que básicamente se resumen en dos: identificación con el territorio, o identificación con la lengua. Traducido al caso español, de acuerdo con la primera definición, tanto Cervantes, como Ramón Llull, como las cantigas galaicoportuguesas, como Gabriel Aresti serían "literatura española", mientras que con la segunda sólo lo serían Cervantes, Garcilaso y compañía, pero no los autores que escriben en catalán (o valenciano o mallorquín), gallego, euskera... o latín, o árabe, o hebreo... aunque hayan nacido en el actual territorio español.

En el caso irlandés, los historiadores y los críticos han optado decididamente por la primera opción: son irlandeses todos los escritores nacidos en Irlanda, escriban en la lengua que escriban. Y de hecho, la mayoría de los más importantes y conocidos escribieron en inglés: Jonathan Swift, Oscar Wilde, James Joyces, Bernard Shaw, Samuel Beckett (que también escribió en francés), Seamus Heaney... No sólo eso: aunque nacidos en Irlanda, la mayoría de estos autores vivieron y trabajaron fundamentalmente en el extranjero: en Londres (Wilde, Shaw...), en Francia (Beckett), en Suiza (Joyce)... De los grandes escritores irlandeses, por lo tanto, sólo Swift y Heaney desarrollaron la mayor parte de su carrera en Irlanda.

¿En qué consiste entonces la "irlandesidad" de estos escritores? ¿Por qué no pueden ser considerados como escritores ingleses, o franceses o incluso suizos? ¿Es necesario escribir sobre tema irlandeses, como hace Joyce, pero no Wilde ni Beckett? ¿O demostrar un especial humor irlandés, ocurrente e irónico, que puede advertirse en varios de ellos? ¿Son más irlandeses los -desconocidos- escritores en gaélico, que los que escriben en inglés? ¿Pertenecen a la literatura irlandesa los escritores de ambas Irlandas, la del norte y la del sur, por igual, pese a pertenecer a estados distintos?

Las respuestas a algunas de estas preguntas parecen estar claras, o al menos parecen ser ya asumidas por todos (críticos, historiadores, lectores) como algo obvio y natural; y sin embargo, como demuestra la tesis de un tal Santiago Pérez Isasi, la historia de la literatura es contingente, y cosas que ahora nos parecen obvias, durante mucho tiempo estuvieron en el alero. Si un modelo de nacionalismo distinto hubiera triunfado en Irlanda, ahora podríamos estar leyendo historias que dijeran que estos escritores no pertenecen a la "literatura irlandesa" sino a la inglesa, como Unamuno o Blas de Otero no pertenecen, según la visión más extendida, a la literatura vasca, sino a la española.

Son este tipo de diferencias o contradicciones las que hacen que el modelo estanco de "literaturas nacionales" (o regionales, o provinciales si vamos a eso) parezca claramente insuficiente; y sin embargo, no hay quien lo mueva...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me quedo con la duda de si es un invento decimonónico -del XIX- o un rollo anticuado... ;-))

Crapu

Santi dijo...

Decimonónico del XIX. Antes de eso no podía haber literaturas nacionales porque no había naciones. Había... otra cosa.