miércoles, 25 de junio de 2008

The new house (2): suspense

Bueno, pues con algo de emoción, pero ya he firmado el contrato de mi nueva casa. He tenido que dar un mes de alquiler como adelanto, pero con el recibo y la copia del contrato firmado, no creo que el señor pueda ya echarse atrás. Así que sí, definitivamente, el año que viene viviremos en The Orchard, Castletroy, Limerick.

Lo de la emoción viene porque el señor debe de ser un poco despistado, y me ha tenido toda la mañana mareado, y pensando por momentos que nos la iba a liar. Todo empezó ayer por la noche, cuando le llamé para ver si quedábamos para firmar el contrato, y me dijo que no, que hoy por la mañana. "Mañana nos vemos, sí, sí, vale, hasta mañana, Tony". Y claro, como el tío tiene un acento irlandés que lo flipas, pues yo pensé que le había entendido mal, que debía de haber dicho "totally" o "good night" o vete a saber tú.

Pero lo de esta mañana ya ha sido el descojono: primer el tío no me llamaba. Le llamo yo varias veces sobre las 11, y por fin me devuelve la llamada, para decirme que ahora está liado, pero que hablamos a las 12. A las 12 vuelve a llamarme: "Oye, mira, Tony, que hoy no estoy en la ciudad, ¿podemos quedar mañana?". Y yo, que esta vez sí que le había entendido bien, le aclaro: "¡Que no soy Tony, que soy Santiago!". Y él: "Ah, perdón, me debo de haber equivocado de número, ¡adiós!". Y me cuelga. Le llamo otras tres o cuatro veces y o me da comunicando, o me da un par de tonos y luego se corta.

En ese momento se me empiezan a pasar por la cabeza todo tipo de ideas, y ninguna buena: que el tío está intentando deshacerse de nosotros porque ha encontrado alguien para alquilar la casa desde ahora; que qué putada, ahora que ya teníamos la ilusión de tener esta casa; que cómo iba ahora a encontrar otra casa en sólo tres días antes de volverme para Bilbao... Cuando le he llamado a Nerea para contárselo estaba, digamos, un poquito mosqueado. Ligeramente tenso. Echo una furia. Con un cabreo que te cagas, vamos.

Afortunadamente, todo ha sido una falsa alarma. Al cabo de un rato el señor me ha llamado otra vez (y esta vez sí me ha llamado Santiago), y hemos quedado para firmar el contrato a las 3, cosa que hemos hecho sin demasiadas complicaciones. Incluso, mientras íbamos a hacer la copia del contrato a la oficina de su hija, nos ha dado tiempo de charlar un rato, y ya me sé toda su vida. Efectivamente, parece majo. Pensemos que lo de la mañana ha sido sólo un despiste.

El mejor momento de la conversación, cuando le cuento que yo estuve un año en Escocia, en St. Andrews: "Ah, St. Andrews, qué bonito, yo estuve allí una vez jugando al golf. Eso sí, los escoceses tienen un acento muy difícil de entender".

2 comentarios:

Jorge dijo...

Y tiene razón... El acento de Aberdeen es completamente demencial, los americanos cuando llegaban decían que no entendían nada, hasta mi compañera de piso en Barcelona -de Sheffield- decía que la mitad de las veces entendía la mitad -lo que equivale a 1/4 de incomprensión absoluta… Me alegro de que todo haya salido bien y no te hayas visto en las que me las vi yo hace unos meses. Un abrazo y te sigo leyendo.

Santi dijo...

No, si está claro que los escoceses hablan como si tuvieran un zapato en la boca, pero es que los irlandeses no se quedan atrás, y este hombre era un modelo de "irlandés serrao serrao".

Al final, parece que todo ha salido bien. Fingers crossed...