1.- Los autores deben ser compensados por sus obras. Estoy totalmente de acuerdo con eso: el que crea algo, merece ser recompensado por ello. Lo contrario sería volver a situaciones anteriores al siglo XIX, en que los escritores necesitaban de mecenas para poder dedicarse a la literatura -y esa situación no, no es mejor que la actual-.
2.- Los derechos de autor están para respetarse: que algo esté en internet no significa que sea de libre copia y distribución; curiosamente, los medios de comunicación, tan celosos de lo propio, son con frecuencia los primeros en "robar" contenidos de internet sin citar su fuente. En cambio, pocos sitios he visto que sean tan respetuosos con temas de derechos de autor como la Wikipedia, que es "libre".
3.- Los medios de distribución han cambiado con las nuevas tecnologías, y por lo tanto los autores, los editores, los distribuidores, los legisladores, etc., deben aceptar ese cambio y trabajar a partir de él. Intentar "prohibir internet", como dicen que propuso una triunfita, o incluso limitar su capacidad para distribuir información, no sólo es imposible (mear contra el viento) sino que además sería un atraso absurdo e injustificable. Esto recuerda a los que se oponían a la imprenta, porque decían que iba a suponer una trivialización del conocimiento, la ruina de Occidente, vamos.
4.- Pretender mantener sin ninguna modificación los esquemas de compensación por derechos intelectuales del siglo XX es absurdo. Corolario de lo anterior. En lugar de pelearse con el P2P o con internet, los artistas y los distribuidores harían mejor en pensar cómo sacarles partido, siendo un poco listos.
5.- La industria discográfica (y cinematográfica) no se está hundiendo por culpa de la piratería. Y que cantantes como Alejandro Sanz, que tiene su mansión en Miami, protesten por ello, es de risa. No hace falta repetir una vez más que del porcentaje del precio de un CD, el artista sólo cobra un 9,4%, la discográfica un 24,4% y la tienda un 40%. ¿A quien beneficiaría (y perjudicaría) entonces una distribución directa a través de internet, sin intermediarios? Ah.
6.- No, no todo es igual, no todo es delito, no todo es robo. Detrás del top-manta hay redes (cuasi)mafiosas, explotaciones e injusticias. Alguien se está enriqueciendo a costa del trabajo de los artistas, y también seguramente a costa de los propios vendedores (que en cambio dudo mucho que se estén haciendo de oro). En cambio, el intercambio de archivos mediante redes P2P no explota a nadie, no enriquece a nadie, y por lo tanto, como ya han aclarado varias sentencias judiciales, no es delito (al menos en España).
7.- El canon digital es injusto. Punto. Hacer pagar "por si acaso" a cientos de miles de personas, considerándolas a priori como vulneradoras de derechos de propiedad intelectual es un verdadero escándalo. Y ya del canon por préstamo a las bibliotecas mejor no hablar. Una vergüenza.
8.- Sociedades privadas como la SGAE son inapropiadas. Todos los países las tienen, todos los países las aceptan y colaboran con ellas, y los gobiernos parecen dispuestos a ceder a todas sus exigencias, probablemente porque se trata de un lobby muy poderoso. Pero una sociedad que se beneficia del beneplácito del Estado, que cobra un canon y que gestiona millones de euros, debería estar severamente -si no directamente- controlada por el propio Estado -y en última medida, por los ciudadanos-, para que se sepa cuánto cobran, por qué y a qué dedican el dinero.
9.- Además de inapropiada, la SGAE es muy poco hábil. Que una sociedad que se dedica a algo que en principio es loable (intentar que los creadores reciban una compensación por su trabajo) esté entre las más odiadas de España, significa que algo se está haciendo mal. Y no sólo algo, muchos algos: denuncias a blogs y a internautas, tácticas agresivas de recaudación, insensibilidad para con los eventos benéficos... Más que dinero, lo que la SGAE necesita es un asesor de imagen, pero ya. Y cambiar de caras visibles, que a Ramoncín, Teddy Bautista y demás ya los tenemos muy vistos.
10.- Existen alternativas al copyright. En informática son habituales las licencias copyleft, y en internet cada vez hay más contenidos publicados con licencia GFDL (la Wikipedia por ejemplo) o con licencia Creative Commons (este blog, sin ir más lejos). En música el copyleft se está abriendo paso muy lentamente, y en literatura -en papel- todavía está por llegar, si es que llega algún día. Si eres el autor de algo, cualquier cosa, y te importa más su distribución que el beneficio inmediato, piénsatelo.
Edward Carey: Los secretos de Heap House (Trilogía Iremonger, libro I)
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*Idioma original: *inglés
*Título original: **Heap House*
*Año de publicación: *2013
*Traducción: *Lucía Barahona Lorenzo
*Valoración: *Más que recomen...
Hace 4 minutos
2 comentarios:
Buen post, Santi. Y perdón por el spam, pero hace unos días publiqué un artículo conceptualmente muy parecido
Gracias, Patricio, en realidad tu post es mucho más informativo que el mío, que básicamente son opiniones más o menos formadas. Ya lo había leído, y de hecho creo que fue una de las inspiraciones para decidirme a escribir sobre un tema del que hay mucho que escribir...
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