En general, a mí Cork me gustó. Más que a Nerea, pero puede ser porque Nerea estaba echa polvo de la excursión del día anterior, y no estaba como muy receptiva. Es una ciudad mediana, tirando a pequeña, pero con encanto: callecitas pequeñas, edificios restaurados, un río que rodea el casco antiguo, iglesias... un poco de todo.
Esta es la calle principal de Cork, St. Patrick's St., llena de tiendas y de carteles del festival -como se puede ver-:
Y esta la catedral, que es mucho más bonita por fuera que por dentro:
Luego nos dimos una vuelta también por la zona de la University College Cork, aunque como era fiesta estaba cerrada y no pudimos cotillear. Para otra visita se quedaron también la North Cathedral, que está en una colina al otro lado del río, y el Cork Butter Museum, que se le ha antojado a Nerea y que promete ser... mmmmh... apasionante.
1 comentario:
Como tus otros lectores son una pandilla de vagos, yo afirmo, y así lo escribo, que la narración es, en efecto, apasionante....
(que las invitaciones hay que ganárselas,y no pienso perderme esos acantilados)
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