jueves, 15 de noviembre de 2007

Tough decisions

A veces toca tomar decisiones difíciles, porque se elija lo que se elija se gana en parte y se pierde en parte, y es complicado distinguir cuál es el mayor bien o el mal menor. A Nerea le ha tocado tomar una de esas decisiones esta semana. Como sabéis la mayoría, Nerea trabaja en el Museo Guggenheim como traductora y correctora de textos y traducciones (está bien explicado, ¿no?). Originalmente, estaba sustituyendo a una chica que estaba con reducción de jornada por maternidad hasta diciembre, y nuestro plan era que después se viniera aquí, nos iríamos a una casita para nosotros solos y ella buscaría un trabajo.

Bueno, por decirlo rápidamente, that's not gonna happen: como la otra chica va a seguir con reducción de jornada, y como Nerea es la leche en su trabajo, le han ofrecido una renovación por otro año más. Y aquí venía la decisión: ¿quedarse en Bilbao, con un buen trabajo, bien pagado, que le gusta y que hace bien, o renunciar y venirse aquí conmigo, sin trabajo y sin saber qué iba a poder encontrar?

Al final ha llegado a una especie de acuerdo salomónico: seguirá en Bilbao hasta agosto, y así el año que viene, a principios de curso, se podría venir conmigo, esta vez de verdad. Es cierto que el invierno va a ser largo, pero desde que se inventó Ryanair, como decía Eduardo (de "Eduardo y Matt") "lejos es un concepto del pasado".

Nota: En el plano práctico esto significa que no tengo que mudarme, no tengo que buscar casa y por lo tanto mis vacaciones de Navidad se alargarán todo lo posible, hasta bien entrado el mes de enero. Esto también significa que los que vengáis a verme tendréis que avisarme con tiempo, no vaya a ser que os vengáis a Limerick y yo esté en Bilbao o en alguna otra parte del mundo, con Nerea.

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