Después de verme hace unos días Vicky Cristina Barcelona, la última película de Woody Allen (que por cierto, ya lo siento pero no me gustó nada), hoy he vuelto a ver otra suya, Delitos y faltas, que es una de mis películas favoritas, no sólo de Woody Allen, sino favoritas en general.
Delitos y faltas es una película con dos partes, una cómica y una seria, que cuentan dos historias distintas aunque en torno a un tema común: ¿hay justicia (humana o divina) en el Universo? ¿Puede haber malas acciones que pasen sin castigo, y buenas acciones sin premio? El propio Woody Allen protagoniza la parte cómica, interpretando su típico papel de director de cine excéntrico y minoritario, con Alan Alda como su contrapunto y rival por el amor de Mia Farrow; la parte seria gira en torno a un exitoso oftalmólogo (Martin Landau) que ha engañado a su mujer con una azafata (Anjelica Huston), y que ahora quiere librarse de ella y salvar su matrimonio.
La película tiene escenas y actuaciones magníficas, sobre todo la de Martin Landau en la parte seria. Pero lo mejor es que, a pesar del tono tan distinto de las dos partes, la mezcla no chirría, y uno no tiene la sensación de estar viendo dos películas aprisionadas en una sola. Sobre todo cuando, hacia el final, los personajes de ambas se juntan, y los protagonistas tienen una última conversación que lo explica todo.
Y los ojos de Dios, la metáfora central de la película (en su mitad trágica), a los que no escapa nada.
VV.AA.: El coleccionista de las últimas palabras
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*Idioma original: *Rumano
*Traducción:* Rafael Pisot
*Año de publicación del volumen (originalmente en Italia): *2008
*Valoración: *Recomendable
*El colecc...
Hace 20 horas
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