miércoles, 14 de mayo de 2008

Misplaced

Siempre que vuelvo a Bilbao desde otro sitio -St. Andrews, Nueva York, Limerick- los primeros días me pasa ver por la calle a gente que no puede ser que esté en Bilbao: alumnos, compañeros, conocidos... Al cabo de unos segundos el cerebro reacciona, y efectivamente, no son ellos, sino alguien que se les parece, e incluso a veces alguien que no se les parece en absoluto.

Hasta que algún día pase que, por una de esas casualidades que tiene la vida, alguien que no debería estar en Bilbao -alguien de St. Andrews, Nueva York, Limerick- aparezca por Bilbao, y entonces mi cerebro ya no sabrá a qué atenerse.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Va a ser que nuestra mente es poderosa para el recuerdo, jeje...
Tranquilo, no eres el único. Y tampoco en el tema de la procrastintrentrola (o como sea).

Isabel dijo...

Hola Santi, me llamo Isabel, el curso que viene empezaré a estudiar en la Universidad de Limerick 3º de Derecho. Soy de Murcia y este es el primer año que mi universidad establece convenio con la UL y ando algo perdida y desinformada, que no desinteresada. Por casualidad encontre este blog, muy bueno porcierto, donde he aprendido algo más sobre limerick, pero no lo suficiente (ya sabes... las ganas hacen querer saber más y más).. mi e-mail es isabelabellan@hotmail.com, espero que puedas/quieras contactar conmigo y así que me vayas poniendo un poco al dia sobre las cosas de allí... Muchisimas gracias!!!!

Un saludo

Anónimo dijo...

A mí hasta me ha parecido que me encontraba contigo y nos tomábamos un café, no te digo más.. Esto de las alucinaciones debe de ser contagioso.
(Oye, ¿si te abres un blog te escriben muchas mozas para darte su mail? Habrá que ir pensándoselo..)

Santi dijo...

Ya te digo, Jaime, a mí me ha pasado algo parecido: he creído verte a ti y tomar un café para hablar de la situación de las universidades (cómo no), pero además también me ha parecido ver a un doble tuyo algo más fornido y con unos pantalones cortos caquis que alguien con tu elevada posición becario-académica y tu conocido buen gusto nunca se pondría. ¡Qué malas pasadas nos juega la mente!