
Entonces descubrí que algo sí que ha cambiado en estos seis años: en cuanto saqué la foto, con flash porque ya estaba atardeciendo, vi cómo dos guardias de seguridad venían hacia mí desde la otra punta de la estación, directamente, como lobos, haciéndome señas con el dedo de "tú, ven aquí". Esperé a ver qué pasaba y cuando llegaron adonde mí tuvimos un diálogo más o menos así:
-Por favor, borre esa fotografía inmediatamente.
-¿Por?
-Porque aquí no se pueden sacar fotos. Este es un lugar público estratégico y aquí está prohibido sacar fotos, y menos de la zona de las consignas. Está prohibido por una ley antiterrorista.
-¿Ein?
-¿Es que no sabes que hace unos terroristas intentaron volar el aeropuerto de Glasgow? Si la policía te ve con esa fotografía en tu cámara te puede retener hasta 28 días como sospechoso de terrorismo.
-¿Por una fotografía?
-Sí, por una fotografía. Bórrela inmediatamente.
En fin, que la borré delante de ellos, claro, así que nos tendremos que quedar con la foto de Ali, que de todas formas seguro que es más bonita que la mía.
¡Cuánto daño ha hecho el (anti)terrorismo al sentido común!
2 comentarios:
Justo el daño que pretenden los terroristas: privarnos de libertad. Buen ejemplo. Un abrazo.
Afeitate... antes de que vayamos :-))
Crapu
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