martes, 20 de mayo de 2008

Gremlins

El cambio de aires no le ha sentado nada bien a mi ordenador: cuando lo enchufé en Bilbao el martes pasado, iba más lento de lo normal, hacía todo tipo de cosas raras, y un ruido de reactor que parecía que iba a despegar en cualquier momento. Para intentar remediarlo, pensé en reinstalar Windows otra vez, volver a la configuración original, pero, por alguna razón, lo que el manual del ordenador manda para estos casos (pulsar Alt + F10) no funciona. Pienso que puede tener que ver con el hecho de haber instalado Ubuntu además de Windows.

El caso es que el otro día, todo diligente, me puse a intentar arreglar el tema, y decidí desinstalar el Ubuntu, a ver si así... Para ello, no se me ocurrió otra cosa que ir a las herramientas del sistema de Windows, y formatear toda la partición donde estaba instalado el Ubuntu. Qué bien, me decía, ufano de mí, qué soltura tengo ya con las cosas del software. Y eso que soy casi autodidazta. Reinicio el ordenador para ver si ahora sí funciona el alt + f10, y no sólo no funciona eso: no funciona nada. El programa "GRUB" de inicio del ordenador dice "error 22", y ahí se queda. Pantalla en negro. Ni p'alante ni p'atrás.

Momentos de pánico, temblores, espasmos. Me empiezo a imaginar la peor de las situaciones: lo que he hecho es irreparable, no hay forma de reiniciar Windows, todo lo que tengo en los discos duros -las fotos, los materiales de español...-, se ha quedado atrapado dentro (no, la tesis no se perdería, tengo dos copias de seguridad, una en el pen-drive y otra en el email). De repente me imagino teniendo que comprar otro portátil con carácter de urgencia para poder terminar la tesis, luchando con el Windows Vista, y con un portátil no tan viejo -dos años- inservible.

Luego empiezo a pensar un poquito (lo justo) y recuerdo que todavía tengo el CD de Ubuntu en alguna parte. Lo busco, lo encuentro, y pruebo a reinstalarlo en la misma partición que acababa de cargarme, y que seguía vacía. Con algunos problemas, algunos sustos y alguna pregunta que no entiendo, y a la que contesto que sí, consigo reinstalarme el Ubuntu. Reinicio el ordenador: dedos cruzados, gotas de sudor cayendo por la frente. Y el dichoso "Grub" se carga correctamente, y me ofrece la opción de iniciar la sesión en Ubuntu, y en Windows.

Conclusión: cinco horas de terror psicológico después, el ordenador está como estaba, sigue yendo insoportablemente lento para algunas cosas -por ejemplo los vídeos se ven como a cámara lenta, a tirones-, pero para escribir y para internetear me vale. Así que, por lo menos hasta que termine la tesis, y a no ser que algún genio generoso me dé la solución a todos mis males, esto se va a quedar así. Y repito mil veces: "no volveré a toquetear cosas que no entiendo", "no volveré a toquetear cosas que no entiendo", "no volveré..."

3 comentarios:

Miga dijo...

A mí cuando me pasa eso (lo de qu va como a cámara lenta), lo que hago es reiniciarlo en un stado anterior, osea, el último día que funcionó con normalidad. Para ello en Hrramientas dl sistema aparece "restaurar sistema". Me lo aconsejó mi padre como remedio de emergncia y lo uso como la purga de San Benito. Suerte!

Manuel Trujillo Berges dijo...

Recuerda que los ordenadores tienen vida propia...

Santi dijo...

Lo de "resturar sistema" ya lo intenté, aunque gracias por el consejo de todas formas, Paloma. Tengo la sospecha de que cuando se me peta el ordenador es por alguna "actualización de Windows" que sale chunga, pero claro, no puedo probarlo, es sólo una intuición...

O eso, o como dice Manuel los ordenadores tienen personalidad propia: una personalidad suicida, de hecho...