martes, 15 de septiembre de 2009

Marcus the sheep

A la oveja Dolly, la oveja más famosa de Gran Bretaña y quizás del mundo, le ha surgido un competidor: el corderito Marcus, británico como ella. Resulta que en una escuela rural inglesa, en Lydd, han montado un programa que intenta introducir a los niños en el mundo de las granjas, con todo lo que ello supone. Y como parte de este programa, compraron un cordero macho castrado, al que pusieron por nombre Marcus. Después de un tiempo de cuidar de él, alimentarlo y convivir con él, los propios niños tuvieron que elegir el destino del corderito: conservarlo como mascota, o enviarlo al matadero para convertirlo en carne y obtener dinero para comprar otros animales (un cerdo, dicen). Y los niños han decidido lo segundo.

Pero oh, amiguitos, eso está muy mal, y como está muy mal, de inmediato se han alzado las voces de los defensores de los derechos humanos (sic) y animales, que protestan por lo que les parece una decisión cruel e inhumana. Se han creado grupos de apoyo para Marcus en facebook, y varios famosos se han mostrado favorables a su liberación o a su traslado a otra granja en la que pueda envejecer, descansar, morir, tal vez soñar.

Claro, digo yo entonces, claro. Porque sacrificar a miles de corderos diariamente para consumo humano no plantea ningún problema -salvo para los vegetarianos, que ya sabemos que son un poco raritos-. Pero ¡ah!, en cuanto le pones nombre a un cordero o convives con él (cosa que, seguro, no hacen esos malditos granjeros desalmados), entonces ya matarlo es cruel e inhumano. No sé cómo a los defensores de los animales no se les ha ocurrido antes: si fueran por las granjas nombrando uno a uno a todos los corderos que encontraran, ¡ya no podríamos comérnoslos!

Imaginémonos a una muchedumbre de ecologistas por los campos de la meseta castellana, buscando churras y merinas a las que bautizar, y el lamento de los granjeros: "¡No, por favor, deteneos, deteneos! Cuando eran sólo ovejas, no me importaba trasquilarlas, sacrificarlas, comerme a sus hijitos. Pero ahora que son Lanosa, Espuma, Colordenieve y Caracolilla... ¡ya no puedo, no puedo, no puedo!"

Ah, qué gran tragedia existencial podría ser esa. Gracias, Marcus.

2 comentarios:

Jaime dijo...

Yo voy a hacer un grupo de apoyo a los niños ingleses. Me encanta. Han vomitado encima de todo ese obsceno contubernio de ovejitas, almohadones y rizos.

"Pobres niños de hoy, que creen que los tetra-briks crecen de los árboles... Está bien así, después de todo, hay que preservar su inocencia y alejarlos de la crueldad de la vida."

Pues mira por dónde: les han explicado lo que es un cordero, y que para comérselo hay que matarlo y despellejarlo y abrirlo en canal, y no han corrido asustados, no, sino que se han reído, han aplaudido y han levantado sus manitas en siniestro quorum. Ahí tenéis, memos del mundo: alguien mira de frente a la verdad y no se asquea ante su propia mierda. Hay esperanza.

Résped dijo...

XD. Es una clave de la psicología: si te secuestran debes intentar que te vean como una persona, decir tu nombre, hablar de tu familia... Marcus es un genio.