sábado, 19 de enero de 2008

Arrivals

Con algunas turbulencias pero sin mayores dificultades, llegué a Limerick antes de ayer por la noche. La transición ha sido bastante brusca: de estar cenando con mis amigos, comiendo con mi familia y durmiendo con Nerea en Bilbao, a estar jugando un partido de fútbol con dos rumanos, un chino, un italiano, un irlandés y varios españoles, y haciendo la compra en una gasolinera.

El caso es que ya estoy en Limerick, y todo está bien por aquí: la casa está entera, fría pero intacta, y las cosas que dejé en el congelador están en el congelador, congeladas. Bastante correo para recoger, una factura de la luz que pagar, llamadas que hacer... Es lo que tiene recuperar una vida completa de un día para otro.

Ah, y todavía no me he tomado la primera pinta de Guinness, así que, a efectos prácticos, todavía no estoy en Irlanda.

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