domingo, 25 de enero de 2009

Battle of the Boyne

En la historia de las naciones, suele haber algunas fechas -alguna revolución, alguna batalla, algún tratado de paz- que sobresale por encima de las demás: 1492, 1789, 1868, 1945... En el caso de Irlanda, una de esas fechas, si no la fecha, sería 1690, año de la Batalla del Boyne, en la que dos monarcas extranjeros decidieron jugarse en buena medida el futuro de los irlandeses.

En realidad, Irlanda sólo fue, de alguna manera, el tablero de risk en el que Francia e Inglaterra dirimieron una de sus muchas disputas por el control de Europa. De un lado, Jaime (o Jacobo) II de Inglaterra, católico, apoyado por Luis XIV de Francia, también católico; del otro, Guillermo III de Orange, protestante, que había despojado a su tío y suegro Jaime del trono de Inglaterra, Escocia e Irlanda. [Nota al margen: cómo se parece a veces la historia a los culebrones]. Los católicos irlandeses, la mayoría, se habían alineado con Jaime y con Francia, contra Guillermo e Inglaterra.

La batalla tuvo lugar el 1 de julio de 1690 (12 de julio según el calendario gregoriano) en la riberas del río Boyne, a las afueras de Drogheda, en la costa este de Irlanda. Tras algunas escaramuzas, la batalla se decidió por la superioridad de la caballería inglesa sobre la francesa. Los protestantes lograron atravesar el río y empujar a sus oponentes hacia el sur, hacia Dublín. Las bajas no fueron muy numerosas en ninguno de los dos ejércitos -se calcula que unas 1.500 o 2.000 personas murieron de un total de 50.000 combatientes-, sobre todo porque los jacobitas lograron retirarse ordenadamente, protegidos por la caballería.

Pese a que el resultado de la batalla no fue una victoria aplastante, sus consecuencias fueron fundamentales para el desenlace de la guerra entre Inglaterra y Francia, al menos en su vertiente irlandesa. Jaime II dio la isla por perdida, y decidió exiliarse a Francia, lo que provocó la indignación de sus aliados católicos irlandeses, que se sintieron traicionados. Éstos abandonaron la costa este y se retiraron hacia Limerick, donde fueron sitiados por los ingleses, hasta que aceptaron firmar el Tratado de Limerick, en el que se reconocía a los católicos irlandeses una serie de derechos que luego no fueron respetados.

La batalla del Boyne también tuvo un efecto duradero en la configuración de la Irlanda moderna, sobre todo porque contribuyó a afianzar la supremacía protestante en la isla, frente a la mayoría católica. De ahí que la batalla del Boyne (en su fecha "gregoriana" del 12 de julio) todavía sea recordada y celebrada por la Orden de Orange.

Para saber más:
-La batalla del Boyne en la Wikipedia: en inglés y en español.
-Centro de visitantes de la batalla del Boyne.
-Página dedicada a la batalla del Boyne.
-"La batalla del Boyne", texto tomado de A Little History of Ireland, de Martin Wallace.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena entrada, Santi.