viernes, 1 de agosto de 2008

Teaching camelotishness

[...]
-Bueno, y una vez que tengamos definida la cameloticidad, ¿qué hacemos?
-Cómo que qué hacemos.
-Sí, o sea, nosotros veinte ya tenemos claro lo que supone ser camelotino, su gloriosa historia, su primorosa lengua, su simpar singularidad... ¡Pero los camelotinos no tienen ni idea!
-...
-Muy fácil, se lo enseñamos a través de la televisión.
-¡Si todavía no se ha inventado!
-¿Y la radio?
-...
-Pues entonces los metemos a todos en un edificio y les soltamos el rollo una y otra vez, hasta que se lo aprendan.
-¿Y si no quieren?
-Lo mejor es cogerlos pequeñitos, que no saben negarse y se lo tragan todo.
-¿Niños? ¿No es un poco cruel adoctrinar niños?
-Hombre, no es adoctrinar, es... educar...
-¡Eso, eso! Y para que los padres no protesten, les metemos de paso un poco de matemáticas y un poco de alquimia, y todos tan contentos...
[...]

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