jueves, 21 de mayo de 2009

My precious...

No creo que me equivoque demasiado -ni nada- si digo que mi ordenador portátil es mi posesión más valiosa. No lo digo sólo en el sentido económico (que también: no se me ocurre ninguna otra posesión mía que valga más de 800-900 euros) sino sobre todo en el sentido práctico: no hay ningún otro objeto, cosa, cacharro, ente, al que le dé más uso que a mi ordenador. Trabajo delante del ordenador: escribo, investigo, navego por internet, pongo notas, envío emails; veo series o películas -tengo televisión, pero apenas la veo-, leo periódicos, juego a juegos de ordenador, hago compras por internet (libros, comida, vuelos...); también una parte de mis relaciones sociales (las que mantengo con la gente de Bilbao) son digitales: email, blogs, facebook, skype...

Y sin embargo, cosa curiosa esta, si me robasen el ordenador ahora mismo me harían una gran putada, pero tampoco sería el fin del mundo: tengo copia de seguridad de casi todos mis archivos, los emails no se perderían porque están alojados en los servidores de yahoo o de la universidad, mis cuentas de facebook, skype o blogger seguirían intactas, podría volver a instalar la mayoría de los programas, juegos incluidos...

O sea, que mi portátil es mi posesión más preciada; pero no necesariamente este portátil, sino un portátil: la idea platónica de portátil es mi posesión más preciada.

4 comentarios:

Esti dijo...

me ocurre lo mismo..

lo utilizo tanto, que creo que "sugus" tiene celos de mi portátil, jejej

Guillermo Gómez dijo...

Si contabilizara el tiempo que paso delante de un ordenador, seguro que me asustaría. En poco tiempo se ha convertido en la herramienta indispensable de mi día a día. Y a decir verdad, cada dia disfruto más con él.

Jaime dijo...

Un portátil es el enchufe que todos necesitamos para conectarnos a Matrix. Algún día nos despertaremos todos sumergidos en asquerosas esferas de líquido amniótico.

iván dijo...

Pues bien mirado, este post es una reflexión extraordinaria. Si lo desarrollaras un poco más y "ascendieras" las escaleras, quiero decir, si la anécdota pudiera servir para continuar hablando de otros aspectos civiles relacionados con la propiedad virtual o lo (des)comprometida que está la tecnología en nuestras vidas, te dan un premio de periodismo, fijo. Chapeau!