Ya se sabe que a veces la ficción consigue colarse en la realidad y modificarla. Eso pasó con un pequeño pueblecito de Connemara, Cong, que fue elegido como escenario para rodar The Quiet Man (en España, El hombre tranquilo), una película sobre un boxeador retirado que vuelve a su pueblo natal, Innisfree, para reclamar sus posesiones y -cómo no- formar una familia. John Wayne y Maureen O'Hara ocupaban los papeles protagonistas, y John Ford estaba a cargo de la dirección. La película fue todo un éxito, obtuvo dos Oscars (Mejor Director y Mejor Fotografía) y otras cinco nominaciones.
Desde entonces, Cong prácticamente ha dejado de existir, y ha sido sustituido por el ficticio pueblo de Innisfree. Todo en Cong está relacionado con El hombre tranquilo: hay un bar "El hombre tranquilo", una pensión "El hombre tranquilo", los B&B llevan los nombres de los personajes de la película, y Cong -perdón, Innisfree- se ha convertido en una parada obligatoria en los tours de Connemara para que los turistas se fotografíen con la cabaña de la película -que ni siquiera es la cabaña original- o en la abadía en la que Wayne y O'Hara se besan apasionadamente.
Es posible que, con el paso del tiempo, la película caiga en el olvido -ya dudo bastante que mucha gente de nuestra generación la haya visto-, y entonces Innisfree volverá a ser Cong. De momento, sigue siendo un plató de cine en medio de Irlanda.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
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*Idioma original: *Español
*Año de publicación: *1998
*Valoración: *Bastante recomendable
La Habana (Cuba). Año 1994, cuarto año de Período Especial, la...
Hace 20 horas
3 comentarios:
Ey, ¡qué chulo! voy a enviárselo a mi hermano, creo que con lo fan que es puede acabar allí este verano.
Yo no aconsejo esa peregrinación de culto. Cong no es Innisfree, precisamente porque intenta serlo con fines comerciales, y aunque compartan la misma calle central.
Pero todavía se reconoce mucho de la Irlanda de Innisfree en muchos lugares, en muchas gentes.
Hay cultos mucho peores, conocer irlanda creo que siempre sería interesante y con cualquier excusa es buena.
Hace poco oí a alguien reconocer que había visitado su primer museo con ocasión de un viaje a Eurodisney. El museo era el Louvre, claro.
Descubrió que le gustaba y que en su ciudad, Valencia, también hay museos. También empezó a entrar en otros en sus viajes. El motivo no podía ser menos cultural, pero mira por donde hemos ganado un hombre para la causa del arte, ahora es un fanático.
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