miércoles, 5 de marzo de 2008

To beef or not to beef

Siguiendo con las anotaciones gastronómicas que pueblan este blog, hoy le toca el turno a la carne, en especial la de vacuno. Resulta que en este país casi nadie como ternera (veal), salvo en ocasiones especiales: sólo hay beef, o sea, carne de vaca pero ya curtida, entradita en años. Y la diferencia se nota, porque hoy mismo me acabo de comer un filete correoso como un neumático, con grave riesgo de mis empastes. Y no digamos si, como a Carmen, te gusta la carne muy hecha...

Flavio, un amigo de Carmen muy divertido que estuvo aquí cenando la otra noche, estaba indignado. "¿Pero qué país es este?", decía. "El otro día fui a una carnicería, pedí ternera, ¡y el carnicero ni siquiera me entendía! Yo le decía: ternera, ternera, ya sabes, vaca joven. Y él que no, que ellos casi nunca traían ternera, sólo por encargo para hoteles, y así. ¿Qué clase de país es este?".

Así que, la última vez que Flavio se vino de Italia, se trajo cinco kilos de filetes en la maleta. En la aduana de Stansted le pararon, y le hicieron abrir el equipaje. El diálogo debió ser algo parecido a esto:

El aduanero: ¿Pero adónde va, que tiene que llevarse su propia carne?

Flavio: A Irlanda.

El aduanero: Ah, claro, claro, vale, adelante.

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