lunes, 29 de junio de 2009

Hook

Se dice que el Capitán Garfio perdió su mano en un combate con Peter Pan, y que éste se la dio a un cocodrilo, que desde entonces sólo quiere volver a probar el sabor de la carne de Garfio. Se dice que el cocodrilo también se tragó un reloj, lo que permite al Capitán saber cuándo está cerca, por lo que el tic-tac del cocodrilo se ha convertido en su peor pesadilla.

Pero la secuencia de los hechos y también las causalidades de la historia están equivocadas. Lo cierto es que Garfio, aburrido de su inmortalidad (porque el tiempo no existe en Nunca Jamás) puso a propósito el reloj en la boca del cocodrilo; que fue entonces cuando perdió la mano, quizás también a propósito; y que desde entonces Garfio más que temer ansía escuchar ese sonido, ese tic-tac hueco y profundo que le recuerda que es mortal, que su vida tiene un plazo como la de todos los hombres, y que sea lo que sea lo que haya al otro lado no puede ser tan malo como pelear contra niños, sirenas y hadas en una isla en la que no hay amor, ni destino ni ausencia.

Porque el cocodrilo es la migala de Garfio.

5 comentarios:

Jaime dijo...

Al fin alguien reclama la verídica historia de Hook. A mí el viejo capitán me cae mucho mejor que el tal peter desde que vi una infame versión de la historia durante un viaje en bus.

Hook, que es incapaz de pensar en cosas bonitas, no sólo no recibía la compasión de los niños, sino que acababa linchado por ellos, mientras le recordaban, a gritos, que acabaría "viejo, solo y acabado". Su creciente angustia acrecentaba la decisión del coro de niños, que era ya un solo organismo exultante y violento. Cuando Hook acababa en la boca del cocodrilo, los niños aplaudían y gritaban de contento.

No he visto una mayor apología de lo inhumano. Somos Hook: a todos nos falta una mano (o las dos), no podemos volar y acabaremos solos, viejos y acabados. Lo que no somos, y espero que no seamos nunca, es peter: su imperturbable alegría, su falta de compasión, su egoísmo sin matices son todo lo que debemos matar para convertirnos en seres humanos.

La horda primordial son los niños. ¿Quién puede no verlo?

iván dijo...

ay, beatriz...

Santi dijo...

Pues sí, hace falta que alguien reivindique a algunos de los incomprendidos malvados de Disney (el Capitán Garfio, la Madrastra de Cenicienta, la bruja de Blancanieves), que podrían dar lugar a unas reflexiones socio-psicológicas de lo más interesantes.

Pero no, claro, es más fácil seguir con lo de "los guapos son buenos, los feos son malos"...

Fuera bromas, al que no lo haya hecho ya, le recomiendo que lea la obra original Peter Pan de J.M. Barrie, preferiblemente con introducción y traducción de Leopoldo María Panero...

Jaime dijo...

¿La tienes, la tienes? ¿Me la dejas? Es que lo miré ayer en la biblioteca de Deusto, y nada. Demasiado profano, al parecer. (Diré que me seduce mucho la idea de escribir una "Apología del capitán Garfio". Tiempo al tiempo..)

Santi dijo...

Ya he encontrado mi ejemplar de Peter Pan. La próxima vez que nos veamos para hablar de etiquetas, de la situación de las universidades o de capitales europeas, te lo paso...