lunes, 17 de noviembre de 2008

Poetry with conditionals

Para practicar las oraciones condicionales, dos poesías de amor:

Si yo fuera dios
y tuviese el secreto
haría un ser exacto a ti
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan
es decir con la boca)
y si ese sabor fuese
igual al tuyo
o sea tus mismos ojos
y tu manera de sonreír
y de guardar silencio
y de estrechar mi mano estrictamente
y de besarnos sin hacernos daño
—de esto sí estoy seguro:
pongo tanto cuidado cuando te beso—
entonces
si yo fuese dios
podría repetirte
siempre la misma y siempre diferente
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada...
ya no sé si me explico
pero quiero decir que si yo fuera
dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero...

Ángel González


Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

Luis Cernuda

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