viernes, 28 de agosto de 2009

Unseen characters

Entre los personajes de la literatura, el cine y la televisión de todos los tiempos, hay una categoría especial, curiosa e interesante: la de los personajes sin rostro o personajes fantasma. Se trata de personajes que se mencionan en una obra de teatro, en una película, en una serie, y que de hecho sabemos que existen (por eso se diferencian de los personajes imaginarios), pero a los que nunca llegamos a conocer en carne y hueso -es un decir-.

En el terreno de la literatura, sin duda Godot debería ser nombrado el dios de los personajes sin rostro: durante toda la obra estamos Esperando a Godot junto con Vladimir y Estragon, pero Godot nunca llega, nunca le vemos, no sabemos cómo es ni si es una persona o algo más. No es, por supuesto, el único personaje sin rostro en la historia del teatro: Rosalinda, en Romeo y Julieta, por ejemplo, es mencionada varias veces pero nunca aparece en escena; en la literatura española, Pepe el Romano de La casa de Bernarda Alba es otro ejemplo de personaje fantasma.

Las series de televisión han utilizado este recurso y le han extraído todo su jugo como recurso para crear personajes imposibles: si un personaje no va a aparecer nunca en pantalla, se puede decir de él casi cualquier cosa, sin que resulte del todo inverosímil. Así se crearon personajes hiperbólicos y absurdos como Vera, la mujer de Norm en Cheers, o Maris, la hipersensible, neurótica y posesiva mujer de Niles en Frasier. En España, la serie que más utilizó a los "personajes sin rostro", que yo recuerde, es 7 Vidas, en la que la mujer del frutero es una versión hispana de Maris, y los hijos de Aída, Lorena y Jonathan, son mencionados frecuentemente aunque no los llegamos a conocer hasta el spin-off dedicado precisamente a Aída.

En otros casos, sólo oímos a los personajes, o los vemos parcialmente (excluyendo la cara, claro): es el caso del famoso Charlie en Los Ángeles de Charlie, de Ernst Stavro Blofeld, el malo de varias películas de James Bond, o del Dr. Garra en El Inspector Gadget. Algo parecido pasaba con Nanny en Los Pequeñecos, que sólo veíamos sus piernas y sus brazos...

¿Cuáles pueden ser las razones para incluir un personaje sin rostro en una obra literaria, una película o una serie? Se me ocurren dos: la primera es que, al no concretarse en un rostro y un cuerpo concretos, los personajes fantasmas se rodean de misterio y simbolismo (Godot es un personaje lleno de ambigüedad y polisemia; Pepe el Romano encarna la pura masculinidad...); la segunda es precisamente la libertad que le da al autor el no tener que mostrar físicamente a una de sus criaturas, permitiéndole dotarlo de cualidades extraordinarias o extraordinariamente absurdas -caso de Maris, por ejemplo-.

¿Se os ocurre algún otro personaje sin rostro que me haya olvidado?

3 comentarios:

Ensada dijo...

El bibliotecario de wikipedia!

Mas en serio: Mario de Delibes, como estar, está, pero muerto, que es como si no estuviera.

Jaime dijo...

Pues ahora no se me ocurre ninguno, pero estoy pensando que debe de ser un recurso bastante usado en la literatura de terror, ¿no? La ominosa presencia oculta de algo que no acaba de mostrarse nunca... y que extrae todo su poder precisamente de esa presencia siempre aplazada. Es un mecanismo bastante eficaz. Después de todo, el sanctasanctórum del Templo de Jerusalén era un cubo vacío.

Martita dijo...

Se acepta como valido el "tio en bolas" de friends?????