lunes, 3 de agosto de 2009

Return to Bronze Age

A las 10 de la mañana aproximadamente, corta el agua. Ya estaba advertido, así que tengo jarras, botellas y hasta ollas llenas en previsión. El día va pasando con normalidad: leo, veo la tele, trabajo un rato. A eso de las 5 de la tarde cortan la luz. No hay televisión, la batería de mi ordenador se está agotando, no funciona el router. A mí móvil le queda poca batería y no puedo recargarlo. De repente, me veo reenviado al siglo XIX. Me imagino a mi mismo en pocos días lavando la ropa a mano con jabón Chimbo en la fuente o en la Ría (con permiso de los mubles); peleando por conseguir comida en el supermercado, apurando las últimas reservas de agua potable. Unos días más tarde, con Bilbao reducido al caos, me veo subiendo al monte a recolectar bayas o cazar animales salvajes; otros habrán tenido la misma idea: formaremos bandas, nos enfrentaremos todos con todos, sobrevivirán los más fuertes, los mejor armados o mejor organizados. Durante un tiempo, podremos utilizar los restos de civilización que encontremos a nuestro paso, luego todo será insuficiente, se acabará la gasolina, los almacenes estarán vacíos, iniciaremos un viaje hacia otro lugar donde todavía haya agua, luz, calor, cultura, orden. No lo encontraremos. Me imagino a mí mismo, inesperado superviviente a la catástrofe, vestido con harapos, lavándome en un río en algún lugar de Francia y escuchando, como un animal, en busca de sonidos amenazantes o esperanzadores. Después, intento reaprender a encender fuego.

(Presa de la angustia, bajo a la calle. No es sólo mi casa: varias manzanas, medio barrio está sin electricidad. Me acerco al bar de la esquina, que sigue abierto, y me pido una Guinness. Cuando vuelvo a casa, ha vuelto la electricidad)

1 comentario:

Lenape 78 dijo...

He de confesarte que tu relato me parece algo fantasioso y apocalíptico. ¿¿¿Lavando ropa con agua de la ría??? Vale que esté más limpia, pero tanto como para lavar ropa...