martes, 25 de agosto de 2009

Irish impressions

On the road
Irlanda nunca deja de sorprender: de Dublín a Cork hay 212 km. El autobús de Bus Eireann tarda... tachán tachán... cuatro horas y cuarto. Hay aproximadamente un zillón de paradas en medio. El domingo tuve suerte y pusieron un autobús "exprés" con sólo tres paradas. Tardó tres horas y cuarenta y cinco minutos.

Breakfast at Tiffany's
En Dublín me quedo en un hotel en el que no había estado nunca. La habitación -ya me lo advierte el recepcionista- es muy pequeña, en el último piso. Tiene lo justo: una cama, una mesita, una silla, una ventana. El baño -esto no me lo dice el recepcionista- está cuestionablemente limpio. No todo es negativo: todo el personal -indios o paquistaníes- es majísimo, y por la mañana, sin haberlo pedido ni pagarlo aparte, me suben a la habitación el desayuno: tostadas, fruta, café y un huevo cocido.

Jackass
En Cork tuve la "suerte" de coincidir en una sala de espera con el que creo que puede ser el ejemplar más absurdo de ser humano que he conocido en mi vida. Era un chavalín de unos 15 años, delgado, con pelo pincho, pantalones a medio culo y unas gafas de sol enormes, con montura blanca, que podría llevar Victoria Beckham tranquilamente (¿no las llevaba de hecho en la portada de alguna revista?). Nada más entrar en la habitación, con andares de chulo a lo Travolta, seguido por sus amigos, lanza una carpeta hacia un asiento desde varios metros de distancia, y él también se desploma sobre el mismo asiento. Momentos después, muge. Sí, sí, literalmente, muge: "Muuuuu".

Smells like teen spirit

El avión de vuelta de Dublín a Bilbao está lleno de adolescentes hormonados que vuelven de un mes sin sus padres. Qué tortura. Gritos, carreras, más gritos. ¿Quién consigue que 80 adolescentes hormonados se pongan el cinturón y se estén quietos? Una de las azafatas tenía toda la pinta de estar a punto de echarse a llorar. Yo he tenido suerte y la pareja de adolescentes hormonados que se sentaba a mi lado se ha dedicado todo el viaje a darse el lote y escuchar música en el iPod. Por lo menos...

4 comentarios:

Ensada dijo...

¿¡Para eso hicimos la revolución!?

Ah, que no la hicimos. Bueno, pero lo intentamos.

Santi dijo...

El día de la Revolución yo estaba enfermo, y no me enteré de nada.

Jaime dijo...

Yo tenía junta de vecinos.

Esti dijo...

jajajjajaj.

muy divertidos estos cuadros de costumbres..

y también los comentarios ;)