domingo, 28 de diciembre de 2008

Amos Oz: Against Fanatism

Prácticamente a la misma hora en la que Israel lanzaba su devastador ataque contra Gaza, iba yo en el autobús de Bilbao a Donosti leyendo Contra el fanatismo, un breve librito de Amos Oz compuesto por tres conferencias leídas en 2001 en torno al fanatismo, al conflicto de Oriente Medio y a la responsabilidad del escritor. Ya mientras lo leía, y antes de conocer la noticia de actualidad, el libro me estaba dejando una sensación incómoda: en primer lugar, porque está escrito de una manera desordenada, como divagaciones poco estructuradas de una persona, eso sí, lúcida, crítica e independiente.

Y luego, por el contenido: Amos Oz es un intelectual que, en el panorama actual de la situación de Oriente Próximo, se sitúa como un moderado, pacifista sui generis ("haz la paz y no el amor", un lema creado por él) y partidario de la creación de dos estados independientes, Palestina e Israel, con alguna solución imaginativa con respecto a Tierra Santa. Como repite en varias ocasiones a lo largo del libro, ya en 1968, después del éxito israelí en la Guerra de los Seis Días, en medio de un ambiente belicista y triunfalista, Amos Oz pedía algún acuerdo de paz con los palestinos, lo que le valió ser tachado de traidor por los suyos, sin llegar sin embargo a contentar a los pro-árabes.

Y sin embargo, la postura de Amos Oz es, desde el punto de vista europeo, peligrosamente equidistante. Será que, como repite también Oz hasta la extenuación, soy uno de esos "bienpensantes pacifistas europeos" que quieren siempre averiguar quiénes son "los buenos" y "los malos" en todo conflicto (en cambio, curiosamente, Oz no dirige ni una sola de sus críticas a Estados Unidos, que es sin lugar a dudas el país occidental que más claramente enfoca el conflicto desde una de las partes). "Tanto Israel como Palestina tienen poderosas razones para reclamar una misma tierra", dice Amos Oz. ¿Es esto cierto? ¿Lo era en 1968? ¿Y en 1945? ¿Y hace un siglo? También pienso que, llegados a este punto, la cuestión de los derechos históricos es irrelevante: tengan el derecho histórico que tengan, ni unos ni otros van a abandonar sus territorios a estas alturas...

La sensación que me deja el libro, por lo tanto, es incómoda: Amos Oz es un intelectual moderado, partidario de un compromiso pacífico, "doloroso pero necesario", entre israelíes y palestinos, lo que le convierte sin lugar a dudas en una voz a la que conviene escuchar. Y sin embargo, viendo la desproporción de fuerzas y de consecuencias (Hamas lanza cohetes contra territorios israelíes sin causar víctimas; Israel responde bombardeando Gaza y causando al menos 250 muertos) es necesario preguntarse si la equidistancia es una postura justificable en estos momentos.

2 comentarios:

Esti dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Esti dijo...

me avergüenza confesar que no me he informado lo suficiente sobre esta herida abierta, tan dolorosa para tantas personas.

por lo tanto, tampoco tengo una opinión formada. y en realidad, aunque la tuviera, supongo que
no tendría ningún interés, ni le serviría de nada a nadie más que a mí.

os agradezco a ti y a y. que me pongáis delante una realidad que no debería resultarme ajena.

pese a mi profundo desconocimiento, en lo que me has hecho pensar es que quizá, en ciertas situaciones, no sea justificable esa ficción que llamamos imparcialidad.. y lo único decente sea ponerse del lado de los que más sufren.

ya pensaba sobre esto en bilbao; sigo dándole vueltas acá, pensando por ejemplo en las víctimas que fueron mayoría durante la guerra; y sospecho que será un cuestionamiento que me haré ante muchos otros conflictos.

pero bueno.. siento que estoy hablando sin saber, así que mejor me callo.