Además de volver a acostumbrarme al humo de tabaco en los bares (en Irlanda está prohibido fumar en cualquier sitio público) hay otra cosa que me ha llamado mucho la atención al volver a Bilbao: ¡aquí huele a porro! En Santo Tomás olía a porro; en el metro olía a porro; incluso juraría que en la universidad olía a porro. ¿Se ha transformado Bilbao en un fumadero en mi ausencia, o también lo era en mi presencia pero me había acostumbrado? Y en caso de que sea una novedad, ¿será también cosa de la crisis?
Desde aquí sugiero a las autoridades ministeriales -autores de los éxitos para todos los públicos Si eres legal, eres legal y Yo no corono rollos con bombo-, la próxima campaña chupi-juvenil: "Si no puedes con la crisis, por lo menos que no te ralle: ¡hazte un peta!")
VV.AA.: El coleccionista de las últimas palabras
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*Idioma original: *Rumano
*Traducción:* Rafael Pisot
*Año de publicación del volumen (originalmente en Italia): *2008
*Valoración: *Recomendable
*El colecc...
Hace 20 horas
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