El estadio es ciertamente bonito. Sólo tiene un problema que, por lo que me cuentan, es común a casi todos los estadios de rugby de Irlanda: los fondos están descubiertos, lo que en un país como Irlanda, donde llueve ocho de cada diez días es, como decirlo, una cabronada. Aquí pongo unas pocas fotos de las dos tribunas y del campo:




El partido en sí no fue gran cosa: Munster ganó fácil a Glasgow Warriors (25-17), y apenas hubo juego a las manos: mucha patada a palos desde casi cualquier lado, y mucha patada a seguir confiando en que, por la lluvia, el contrario fuese incapaz de controlarla (algo que pasó en demasiadas ocasiones). En fin, fueron dos horas de pie bajo la lluvia, pero mereció la pena, más que nada para poder decir que he estado en la inauguración del estadio del vigente Campeón de Europa de rugby.A ver si cuando inauguren San Mamés podemos decir lo mismo (desde luego, los de Bilbao, cómo somos).
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